Paso 1. Comienza con un examen visual. Con los hombros derechos y las manos en la cadera, observa tus senos en el espejo. Verifica que tengan el mismo tamaño, forma y color, y que no tengan deformación alguna ni estén hinchados.
Paso 2. Ahora, levanta los brazos y ve si la parte inferior de los senos es simétrica.
Paso 3. Este paso puedes realizarlo mientras te bañas, o recostada en la cama. Usa las falanges de tus dedos y presiona con diferente intensidad. El objetivo es sentir diferentes profundidades en el tejido del pecho, en búsqueda de algún bulto. Recuerda tomarte tu tiempo.
Paso 4. Sigue un patrón. Tener una técnica para asegurarte de haber revisado el seno completo es lo mejor. Por ejemplo, puedes comenzar bajando en zigzag desde tu clavícula, moviendo los dedos hacia el pezón y luego pasar a la parte inferior.
Paso 5. Si encuentras algún bulto, recuerda mantener la calma. Existen algunos bultos que son naturales, y se deben a otras situaciones, como tu periodo. Asegúrate de asistir al doctor si detectas alguno de los siguientes cambios:
- Algún bulto o nudo cerca de la axila
- Cambios en el aspecto de los senos
- Hoyos, arrugas, bultos o protuberancias en la piel de los senos
- Los pezones se encuentran sumidos
- Enrojecimiento, calor, hinchazón o dolor
-
Comezón, sarpullidos, irritación o resequedad.